ANÉCDOTAS DE SANTOS
Anécdota n°125
San Juan Crisóstomo - Cuestión de olfatoSan Juan Crisóstomo, hablando de la experiencia de Dios, contaba la siguiente anécdota: - Había una vez un galgo que olió a una liebre, la rastreó, la vio, y con agilidad se lanzó en su búsqueda y captura. La liebre se puso en marcha y aceleró su huida. El galgo, atraído por la sabrosa presa, no quería quedarse atrás. En ese momento, una jauría de galgos divisó la carrera de su colega y, en un abrir y cerrar de ojos, se unió a él. La liebre, viendo aumentado el grupo perseguidor, acreció con más ímpetu su fuga, eligiendo lugares de difícil trayecto para sus enemigos. - ¿Y por qué? Porque solamente éste era el que la había visto y olido. Los otros galgos corrían por pura atracción. Y remata con la siguiente sentencia: - Así son los creyentes que no han olido a Dios, no han hecho experiencia de Él y lo siguen de memoria. |
“Señor, quien no te conoce, no te ama. Quien no te ama, Señor, no te conoce.”
(Santa Teresa de Jesús)