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ANÉCDOTAS DE SANTOS


Beato Juan Pablo II

Papa Juan Pablo II

Ver frases de Juan Pablo II

 

 

Ahí está Jesús

En su última celebración del Corpus Domini que presidió en 2004, el Papa ya no podía andar, de forma que hubo que fijar su silla a la plataforma del vehículo dispuesto para la procesión. Delante de él, sobre el reclinatorio, se exhibía el ostensorio con el Santísimo Sacramento. Poco después de la partida, Juan Pablo II se dirigió a uno de los maestros de ceremonias y le preguntó si podía arrodillarse. Con delicadeza, éste le explicó que era demasiado arriesgado, dado que el recorrido era bastante accidentado y eso menguaba la estabilidad del vehículo. Pasados unos minutos el Papa repitió:

    -    Quiero arrodillarme.

Le respondieron que esperase a que el firme fuese mejor. Unos instantes después exclamó resuelto, casi gritando:

    -    Ahí está Jesús. Por favor.

Dado que no era posible contradecirlo, los dos maestros de ceremonias lo ayudaron a arrodillarse en el reclinatorio. Como no lograba sostenerse con las piernas, el Papa intentó sujetarse aferrándose al borde de aquel, pero, casi de inmediato, tuvieron que sentarlo de nuevo en la silla. Pese a que el cuerpo ya no le respondía, su firmeza y entereza de ánimo seguía intacta.

 

Coloquio de amor con Cristo

Cuenta el Cardenal Coppa, sobre un viaje del Papa a República Checa en el año 1995, cuando ya comenzaba a usar bastón a causa de su salud:

“La primera noche de aquel viaje, luego de volver de la cena con los obispos, bajó a la capilla ante el Santísimo. Las hermanas habían preparado para él un gran reclinatorio, pero prefirió rezar en uno de las bancas habituales. Yo lo acompañaba, esperándolo afuera de la capilla...
La noche siguiente tuve que responder a una llamada urgente y no pude acompañarlo a la capilla. Llegué luego, cuando ya estaba arrodillado. Antes de entrar escuché como una música distinta, y cuando abrí silenciosamente la puerta, escuché como, arrodillado en la banca, cantaba sumisamente ante el tabernáculo.
El Papa cantaba en voz baja ante Jesús Eucaristía: el Papa y Cristo en la Hostia, Pedro y Cristo. Fue para mí una cosa emocionante, un fortísimo reclamo de fe y amor para la Eucaristía, y a la realidad del ministerio petrino.
Nunca he olvidado ese delicado canto, que era como un coloquio de amor con Cristo...
Ese canto nos demuestra, de modo superlativo, que Juan Pablo II ha sido verdaderamente un enamorado de Cristo.”

 

Demasiados estudios

En un tiempo en el que su salud estaba delicada, Juan Pablo II no dejó su buen humor de lado.
Cierto día, hablando en el Vaticano desde un lugar distinto del cual está habituado hacerlo, decía:

    -    Cerraron el balcón de San Pedro, así que les hablo desde aquí. Nunca me habían hecho tantos estudios. Los médicos descubrieron órganos que ni siquiera sabía que existían...

 

Caridad en el dolor

Edith Zirer, judía que vive en las afueras de Jaifa, cuenta cómo fue liberada del campo de concentración de Auschwitz cuando tenía 13 años de edad. Había pasado allí tres.

“Era una gélida mañana de invierno de 1945, dos días después de la liberación. Llegué a una pequeña estación ferroviaria entre Czestochowa y Cracovia. Me eché en un rincón de una gran sala donde había docenas de prófugos, todavía con el traje a rayas de los campos de exterminio.
Él me vio. Vino con una gran taza de té, la primera bebida caliente que probaba en varias semanas. Después me trajo un bocadillo de queso, hecho con un pan negro, exquisito. Yo no quería comer. Estaba demasiado cansada. Me obligó.
Luego me dijo que tenía que caminar para poder subir al tren. Lo intenté, pero me caí al suelo. Entonces me tomó en sus brazos y me llevó durante mucho tiempo, kilómetros, a cuestas, mientras caía la nieve.
Recuerdo su chaqueta de color marrón y su voz tranquila que me contaba la muerte de sus padre, de su hermano, y me decía que también él sufría, pero que era necesario no dejarse vencer por el dolor y combatir para vivir con esperanza...
Su nombre quedó grabado para siempre en mi memoria: Karol Wojtyla...”

 

Les doy las gracias

Se cuenta que en sus últimas horas, en su habitación, Juan Pablo II estaba escuchando a los jóvenes cómo cantaban en la plaza de san Pedro y rezaban por él.
Con un hilo de voz le dijo a su secretario que les dijera a los jóvenes:

    -    Los he buscado. Ahora han venido a verme. Les doy las gracias...

 

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