JUEGOS  FRASES  ANECDOTAS  TEXTOS  IMAGENES  CELU  CANCIONERO  VIDEOS  SERVICIOS

 

ANÉCDOTAS DE SANTOS


Beata Madre Teresa de Calcuta

Madre Teresa

(Ver frases de la Madre Teresa)

 

 

La hostia en el suelo

Una novicia que fregaba el suelo de la capilla tras una celebración eucarística, comprobó que una Hostia Consagrada se encontraba en el suelo entre el altar y el Sagrario. Tan pronto como la Madre se enteró acudió inmediatamente. Lo primero que hizo fue postrarse en la entrada de la capilla. A continuación se levantó y se acercó al lugar en que se encontraba la Sagrada Forma. Allí se arrodilló de nuevo y oró durante un plazo de diez minutos para, acto seguido, postrarse de nuevo ante la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Finalmente repuso la Hostia en el Sagrario.

 

Dé esto a sus niños

Cuenta la misma Madre Teresa:

“Un día un niño pequeño, de nada más que cuatro años, un niño indio, vino con sus padres y me trajo un tarro de azúcar. Me dijo: "Estaré tres días sin comer azúcar. Dé esto a sus niños". Aquel niño pequeño amaba hasta el sacrificio."

 

Solo por amor

Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo:

    -    Yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares,

La Madre Teresa le contestó:

    -    Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.

 

La importancia de la oración

En una ocasión algunas religiosas que la Madre Teresa visitaba en cierto país, hablaron con ella, y como tenían mucho trabajo consideraban que debían reducir el tiempo de oración.
La Madre Teresa les preguntó:

    -    ¿Cuánto tiempo oran al día?"

Una de las religiosas le contestó:

    -    Una hora.
    -    Muy bien -dijo la Madre Teresa-, a partir de mañana que sean dos.

 

Amor puesto en acción

Cuenta la misma Madre Teresa...

“Hace una semana, antes de venir, un señor llegó a nuestra casa con su pequeño hijo y me dijo:

    -    Mi hijo la quiere mucho a usted, Madre Teresa, y urante un mes no ha gastado su propina porque quiere hacerle un regalo para los pobres que usted ama tanto.

Y el señor me dijo luego:

    -    Me siento avergonzado delante de mi hijo. Yo también la quiero a usted, por eso he decidido que voy a dejar de fumar por un mes, no voy a beber por un mes y le voy a dar ese dinero.

Aquí están un padre y un niño juntos ofreciendo su amor en acción...”

 

¡Orando!

Cuenta el arzobispo Angelo Comastri, recordando un encuentro que tuvo con la Madre Teresa:

“Ella me miró con dos ojos límpidos y penetrantes. Luego me dijo:

    -    ¿Cuántas horas reza por día?’

Me quedé muy sorprendido por tal pregunta e intentando defenderme le repliqué:

    -    Madre, de usted me hubiera esperado un reclamo a la caridad, una invitación a amar a los pobres. ¿Por qué me pregunta cuántas horas rezo?

La Madre Teresa me tomó las manos y las apretó entre las suyas, casi como para transmitir lo que tenía en el corazón; luego me confió:

    -    Hijo mío, sin Dios somos demasiado pobres para poder ayudar a los pobres. Recuerda: yo soy sólo una pobre mujer que reza. Rezando, Dios pone en mí su Amor en el corazón y así puedo amar a los pobres. ¡Orando!.

 

Mostrar a Dios

Cuenta la misma Madre Teresa:

“Uno de nuestros colaboradores me preguntó una vez:

    -    ¿Quiere que nos hagamos católicos, como usted?

Yo le contesté:

    -    Me gustaría darles el tesoro que poseo. Pero no está en mis manos darlo a nadie, porque es un don de Dios. Lo que hago es ofrecerles la posibilidad de hacer obras de amor. Por medio de tales obras se acercan a Dios, porque la obra de amor los acerca más a Él. Cuando Dios viene a ustedes y ustedes van a Dios, entonces tienen la ocasión de aceptarlo o rechazarlo. Esa aceptación es el don de la fe.”

 

volver